Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es, infinito.
William Blake.
Las diversas concepciones filosóficas, científicas y religiosas, durante muchos siglos han establecido una dicotomía entre psique y cuerpo, entre el hombre y la naturaleza, entre el espíritu y la materia. Estos postulados ideológicos y sus respectivas maneras de aprehensión comienzan a ser cuestionados por el desarrollo de distintas disciplinas, tales como la física y que durante el siglo XX hace progresos fabulosos, pero también por el psicoanálisis, la antropología, el arte y que en algunas de ellas comienzan a establecerse puntos de contacto por temáticas comunes. Hechos que no pueden ser explicados por marcos de referencia tradicionales, han llamado la atención desde diferentes ámbitos de lo cotidiano. Y hacemos incapié en una nueva forma de entender la realidad denominada parapsicología y que hace expresión de esta actitud.
Pero antes de remitirnos directamente a aquella, hay que señalar un suceso fundamental para su comprensión, y es el estudio de lo inconciente que de manera sistemática y científica comien

Ahora bien, también por esos años, la física a través de Einstein, Plank, Heinsenberg, Bohr, entre algunos sabios, establecen innovaciones revolucionarias en esa disciplina y que la modifican de manera radical. Ideas tales como las de la relatividad del tiempo y el espacio, el cuestionamiento de la noción de causalidad que desarrolla la microfísica y que denomina principio de incertidumbre, lleva a que campos que en principio se los consideraba como irreconciliablemente disociados, tales como lo psicológico y lo físico y que comienzan a establecer relación, interesándose por fenómenos que empiezan a pecibirse en cada uno de ellos.
Así los hechos a los que se les ha dado el nombre de parapsicológicos parecen establecer que los mundos que antes eran estudiados de manera separada comiencen a unirse. Fenómenos como la telepatía, la clarividencia, l

A partir de la década de 1930 el psicólogo Rhine, de la universidad de Duke, establece experimentalmente la existencia de un factor que denomina ESP o extra sensorial perception y que le asigna cualidades de inconciente, de espontaneidad y donde opera relativizando las categorías de tiempo y espacio y la de causalidad, atribuyendola especialmente a la telepatía y a la clarividencia.
Pero quizá, quien hace su aporte más explicativo sea C.G. Jung, que desarrolla el concepto de sincronicidad para dar cuenta de esos fenómenos. Así es que la define como una coincidencia y simultaneidad de un fenómeno psicológico con otro físico y sin que esta relación esté causalmente determinada. Por ejemplo, un sueño que percibiera circunstancias que ocurren en otro lugar, estaría vinculando las imágenes psicológicas que en aquel aparecen con una serie de acontecimientos que le ocurren a alguien en su vida cotidiana. Allí se da una dificultad para comprender cómo circunstancias tan disímiles y aparentemente desconectadas, pueden mantener una correspondencia. Jung considera que esos factores y que son el fundamento del inconciente colectivo, los arquetipos, actúan como un campo de fuerzas que activado, ordena los sucesos físicos con los psicológicos. Un arquetipo se constela y que, en ciertas condiciones en que el nivel de la conciencia disminuye, por ejemplo, por afectos intensos o sueños, posibilita la reunificación de ámbitos que funcionan separados.
Asimismo, el arquetipo tiene una cualidad que Jung llama psicoide y significando una propiedad no totalmente psiquica y no totalmente física. Es decir, se activa un centro energético con sus respectivas representaciones, que irrumpe en un momento determinado y que pareciera que lo psicológico y lo físico no estuvieran separados. Esto nos llevaría a pensar que hubiera un mundo potencial donde estuvieran dadas las condiciones para el surgimiento de los fenómenos empíricos. Este no sería muy diferente del que descubre la física cuántica para explicar los sucesos microfísicos y en que solo existe probabilidad y no determinismo legal, tal como se da en la sincronicidad, ya que aparece en momentos inesperados, de manera autónoma y sin control de la voluntad conciente. También aquella formula que un hecho como la luz es un corpúsculo pero también una onda, es decir dos cosas diferentes que coexisten y que coincide con lo que antes afirmábamos acerca de los estrechos vínculos entre psique y materia, y que quizá sean dos aspectos de la misma realidad.
Así es que todos estos hechos permiten ensanchar la concepción que hace a la personalidad humana y que conlleva la apertura a algo trascendental. Los antiguos lo denominaban microcosmos y que postulaba su identidad con el macrocosmos. Por ello, la sospech

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