viernes, 11 de mayo de 2012

La reelaboración del mito del minotauro en "Los Reyes" de Julio Cortázar.

Pablo Picasso: Minotauro.



En el año 1948 Julio Cortázar publica un poema dramático al que titula Los Reyes. Ahí retoma el mito griego del laberinto en donde Teseo deberá matar al minotauro, pero establecerá un modo diferente de elaboración del mismo, dándole una impronta singular, y sin dejar de mencionar que es la primera vez que el autor usa su nombre real para firmar sus obras.
Ahí ya no será el joven héroe que, espada en mano, enfrentará al monstruo que devora a los adolescentes griegos como tributo sacrificial al monstruo cretense, sino como la expresión del poder, de la regencia, y que tendrá que cumplir un mandato al que lo obliga la tradición de su estirpe, de imperativos que le llegan más allá de él mismo y al que lo encarcelan tanto como al minotauro. Así en uno de sus parlamentos dice Teseo que él es solo un movimiento y una fuerza  sin lenguaje y sin designios y que "los héroes odian las palabras".
Es decir, que Cortázar pone en primer plano un personaje que hace de la acción, del cumplir una exigencia distante del acto reflexivo lo fundamental de su accionar y al que una vez se refirió en un entrevista como fascista.
Pero lo importante de la obra es hay dos personajes que se manifiestan como dos formas de ser, de pensar, actuar y sentir, que entran en conflicto, pero que también hacen a dos instancias que pueden entenderse como constituyentes del psiquismo. Así el minotauro, narra Cortázar, está encerrado en el laberinto y Teseo penetra en él para darle muerte, pero allí este descubre que los jóvenes, que en principio eran víctimas sacrificiales, están jugando. Espacio no de la muerte sino de lo lúdico, de lo que desestructura a través de una multiplicidad de significaciones al mundo unívoco de poder. Ámbito de la poesía, del soñar, de la paradoja, de un crear para confrontarse y asimilar imágenes y dinámicas que hacen a lo que angustia, a lo doloroso pero también de lo nuevo, y por esto al abrirse a una experiencia de devenirse sí mismo. Espacio donde se gestan las metáforas y los símbolos, los mitos personales y colectivos.
 Lugar de tránsito, de pasaje, de muerte y de renacer.Posibilidad de pensar, de interrogar y de elaborar los imágenes simbólicas, de un entablar un vínculo con lo que comienza a gestarse y que luego se hará creación artística. Minotauro que tiene cualidades de poeta, de  diferente y que por ello es marginado, encerrado. 
Minotauro-sombra que habita en lo oscuro, en las profundidades del laberinto-útero. Lo no realizado, lo que no encaja con los valores establecidos por el canon. Lo que no es valorado por las sociedades de la competencia pero que posiblita un desarrollo de destino o mejor dicho de vocación.
Fuente de creatividad, gérmenes vitales que pugnan por advenir a una forma. Lo negativo que se expulsa y se ubica en el semejante al que se combate y denigra en un juego de dobles en espejos reflejantes. Hybris que denuncia el aislamiento y amurallamiento de un yo de dominación y de la eficiencia instrumental en una circularidad mortífera donde no se ve al otro, sino la duplicación de lo mismo. 
Por esto es que puede pensarse a Teseo como expresión de un yo de  ficción y narcisista, ilusorio, y a quien le es necesario, para sostener su máscara, la destrucción del semejante que lo refleja.
Ahora bien, quien está en el laberinto, el minotauro, aparece como  lo rechazado, lo reprimido, lo escondido, y que Cortázar configura como la manifestación de lo distinto del poder y de la fuerza de los reyes. Minotauro que caracteriza al que no responde a una razón-productiva-económica de lo habitual, sino al universo de la imaginación. Ámbito de lo onírico, de las imágenes y fantasía que impele a la exploración de lo nuevo, a dejar rígidos mandatos narcisistas superyoicos que anulan lo singular.
Minotauro ocultado, reprimido, en el laberinto-prisión, que no encaja en lo cultural-productivo-alienante de lo establecido. Lo oscuro que cuestiona lo que deslumbra a un yo de dominio. Vaso alquímico que contiene la prima materia como un cúmulo de potencialidades a plasmar en un proyecto vital y en contacto con esos símbolos arquetípicos que dan sentido a la existencia. Desalienación del poder que se convierte en cárcel de encierro y de omnipotencia. Cuestionamiento de un logos-falocéntrico-patriarcal y donde la inversión establece nuevos puntos de vista, descenso a lo oscuro pero no para detruírlo con la espada-falo sino para asimilarlo y desarrollarlo en una dialéctica através de las expresiones simbólicas arquetípicas. Artista que sale de lo común y que se arriesga a la exclusión, aunque sabiendo que inicia un camino propio y singular, del llegar a ser quien se es.