viernes, 11 de junio de 2010

¿Por qué se equivocó Freud?

Sigmund Freud con su novia Martha Bernays.





En mi última depresión seria la tomé (la cocaína) de nuevo y una pequeña dosis me llevó a las alturas de manera prodigiosa. Ahora me atareo en buscar bibliografía para un himno de alabanza a esta sustancia mágica. Carta de Sigmund Freud a Martha Bernays, 2 de Junio de 1884.


En una de las cartas que Freud le escribe a su novia Martha Bernays en 1884 le dice en tono jocoso: Y si te atreves, veremos quien es más fuerte, una dulce chiquilla que no come lo necesario o un hombretón fogoso que lleva cocaína en el cuerpo. (2 de Julio de 1884). Asimismo propone que este alcaloide le sea suministrado a toda persona, ya que lo considera como una sustancia muy efectiva para el tratamiento del asma, el alcoholismo, algunos trastornos cardíacos, la depresión, la ansiedad, la anemia. Es decir que la consideraba como una panacea que podría aliviar todo tipo de enfermedades.
En julio de 1884 publica Sobre la coca, en donde resalta las cualidades de esta droga y señalando su poder anestésico local. En septiembre y octubre de ese mismo año, el médico Karl Koller comenzará a utilizarla en cirugía oftalmológica por primera vez e iniciando su difusión a través de sus publicaciones, y que constituye un hecho significativo en esa especialidad de la medicina. Por otra parte, Freud en1885 da a conocer su trabajo Contribuciones al conocimiento de los efectos de la cocaína y en 1887 publica Anhelo y temor de la cocaína.
A su vez comienza a suministrarle esta droga a su amigo y en parte su sostén económico, el médico von Flusch -Marxow quien era adicto a la morfina. Pensaba que podría mitigar los efectos del síndrome de abstinencia, pero esto no solo no ocurrió sino que aquel desarrolló una adicción a la cocaína. También entendía que la mejor forma de ser administrada era por vía inyectable, circunstancia que demostró ser un error.
Hasta mediados del año de 189o Freud consumía cocaína para mejorar sus estados depresivos y la angustia, en especial la que le ocasionaban los encuentros sociales con figuras de relieve como su admirado maestro Charcot. En una de sus cartas le escribe a su novia que le envía varios frascos con la droga para que los tome y en donde resalta sus peculiares cualidades beneficiosas.
Ahora bien, ¿qué hizo que un hombre tan genial como Freud cometiera errores tan graves y principalmente llegando a negar las consecuencias negativas que ese alcaloide tenía sobre el organismo?. Una posible respuesta puede ser considerada en que todo aquello se inscribe en una fantasía o fantasma inconciente y que ya preanunciaba de manera embrionaria su futura actividad creadora y cuyo mayor logro será el psicoanálisis.
Pero para poder fundamentar esto es necesario llegar a los orígenes de la droga y las noticias que obtiene Freud de que un médico militar alemán, Theodor Aschenbrandt, le proporcionaba cocaína a sus soldados bávaros a fin de soportar el cansancio y el abatimiento. Su interés por estos hechos hace que comience a experimentar con ella y llega a descubrir los efectos anestésicos de la sustancia. Pero esta no solo era un componente químico, sino que supuso la proyección sobre ella de factores inconcientes que lo condujeron a distorsionar de manera significativa las acciones y efectos de la droga.
Cuando da comienzo a estos estudios, Freud era un médico que iniciaba su carrera y con apremios económicos importantes, circunstancia que lo lleva a retrasar la boda con su prometida. Tampoco se encontraba definida su vocación. Como antes hicimos mención, sus estados depresivos intermitentes y su necesidad de reconocimiento son aspectos muy destacados en esos momentos de su vida. Son llamativas en ese período sus constantes referencias al dinero, al poder, prestigio, fama, honor, reputación, celebridad, etc. y tal como lo escribe en sus cartas, y que muestran un estado narcisista o de inflación importante. Pero entonces, ¿qué lo lleva a atribuir a la droga propiedades de las que carece?. Y aquí hay que señalar, además de los motivos inconcientes de Freud como algunas dificultades en la relación con su novia, de cierta inseguridad en su imagen masculina también jugaron variables que atravesaban esos tiempos y que hacen a lo socio-histórico-cultural y que es allí donde se dará el gran aporte del maestro vienés.
Es decir, la fantasía de la cocaína vehiculiza factores que van a señalar a un ámbito cultural en donde se expresan contenidos que van a modificar y romper con una concepción del mundo establecida, y que Freud aportará con sus descubrimientos psicoanalíticos y muy especialmente con todo lo referente a lo inconciente. El yo es destronado para ser dependiente de otras fuerzas que lo relativizan, situación que supone una nueva revolución copernicana.
Una nueva visión del hombre comienza a gestarse y que ya se preanunciaba en esos errores hasta la casi atribución de propiedades mágicas a una sustancia química. Nuevas formas de pensr y de sentir comienzan a sustituír a las antiguas, pero aquello que aparece no es la luminosidad de lo conciente y de lo racional, sino todo un mundo oscuro, que se halla oculto y enterrado en lo profundo del psiquismo.
Lo que emerge de lo inconciente y que Freud lo inaugura, conlleva lo rechazado, excluido tanto por lo personal como por lo social y lo colectivo. La imagen del hombre cambia, ve otros rostros que no conoce y que le atemorizan pero que son parte constitutiva de él mismo.



Esto que aparece es a lo que aludían los antiguos alquimistas cuando hablaban y escribían acerca de un espíritu que se hallaba en el interior de la materia y al cual intentaban liberar. Se conformaba como un ser desconocido que integraba los más variados pares de opuestos como lo masculino y lo femenino, lo oscuro y lo claro, lo suave y lo áspero, etc., siendo todas estas polaridades propiedades características de lo inconciente, en donde coexisten simultáneamente las paradojas más extremas.



Asimismo entendemos que la fantasía que se movió alrededor de la cocaína supuso un comenzar a percibir y detectar al núcleo más importante del psiquismo, el sí-mismo. Su creencia en las cualidades de casi un remedio universal, de panacea, supone la proyección de un fantasma que era similar a las propiedades que los alquimistas le atribuían a la piedra filosofal, ese algo que nunca fue definido con precisión y al que se buscaba para la cura de todos los males. y que hoy podríamos designar como lo inconciente. La numinosidad de aquella es característica de la constelación de un arquetipo que fascinó a Freud y que de algún modo termino identificándose con él, situación que conlleva la aparición de rasgos megalomaníacos y de exaltación narcisista en el médico vienés.



Pero de la hybris se pasa a la nemesis, es decir a la culpa y a la caída. Estas acompañaron a Freud durante mucho tiempo, circunstancia que se detecta en algunos de sus sueños más significativos y tal como el que registra en su magna obra La interpretación de los sueños y que lleva el nombre de el sueño de Irma.



Así es que la fantasía que giraba alrededor de la cocaína sacó a la luz todo un conjunto de fuerzas e imágenes que pueden llevar al hombre tanto a su plenitud como a su destrucción, a su evolución como a su regresión, y no debemos dejar de mencionar las cualidades paradójicas que Freud le atribuía a ese alcaloide sea de estimulante como de relajante. Pero en especial lo remite a algo numinoso, a un espíritu vital que anima todo y que no está en poder del hombre, pero con el cual debe necesariamente llegar a un entendimiento para que en su vida las cosas marchen bien.



Esto a lo que le asignaba estas peculiares propiedades anticipará su concepción de la sexualidad como motor del psiquismo. Se introduce algo que estaba reprimido y oculto y del cual emanan contenidos imaginativos y dinamismos que obedecen a sus propias leyes más allá de la voluntad del sujeto. El sí-mismo con sus antagonismos y su autonomía con respecto a la conciencia, ya se describe como una conformación de opuestos en donde lo masculino y lo femenino son un componente central, destacando a la sexualidad como núcleo principal, aunque con características también simbólicas.



Entendemos que en los graves errores que en relación a la cocaína cometió Freud operaban factores inconcientes distorcionantes pero que en ellos comienzan a detectarse y a gestarse lo que más tarde no solo será su vocación sino todo un sistema de pensamiento que revolucionará los más diversos ámbitos de la cultura.



Pero lo que no puede dejar de mencionarse es la numinosidad que emanan de estas imágenes arquetípicas y que condujeron a su identificación con ellos, cayendo en un estado de casi endiosamiento narcisista o médico brujo. El sí-mismo tomo posesión del maestro, circunstancia que no dejará de ser meditada en toda su obra posterior y con el desarrollo de conceptos tales como el de narcisismo, omnipotencia, madre fálica, complejo de castración, etc. Así es que Freud comienza a otorgarle un contenido psicológico a esa experiencia embriagante de la cocaína, es decir da inicio a una desidentificación con aquello inmediato y a tomar una distancia de mediatez y simbolización que le posibilita objetivar y comprender esos contenidos fantasmáticos e imaginativos que en esa sustancia se proyectaban. Se psicologiza eso que solo se vivenciaba, se creaba alma, al decir de James Hillman.



Ahora bien, pensamos que su aporte insustituible será el de haber dado comenzado a comprender aquellos factores inconcientes que no solo se situaron como causa para una renovación de la ciencia y en especial de la cultura, sino también el de haber puesto ante los ojos de los hombres sus facetas más oscuras, ocultas por máscaras de civilidad y de las que no es posible desentenderse sin consecuencias para la salud. Su concepción de la cocaína como una panacea, remedio universal, como una sustancia química que pudiera llevar alivio para los sufrimientos psíquicos de los hombres, no dejará de persistir durante toda su vida. Sus errores estuvieron teñidos por estas factores inconcientes y que van más allá de una interpretación en referencia a su vínculo con su madre, ya que se inscriben en la aparición de lo nuevo y renovador a nivel socio-histórico y que indica cómo los procesos creativos poseen una altísima carga libidinal y que desde este estado confuso, de prima materia, al decir de lo filósofos de la naturaleza, pueden dar lugar a desarrollos de inmenso alcance cultural. Estos errores que cometió abrieron caminos nuevos y revolucionarios, pero asimismo alertan sobre los peligros cuando el yo se identifica con esa porción de la psíque que es lo inconciente. En la década de 1880 se acusó a Freud de haber desencadenado la tercera plaga (las otras dos eran el alcohol y la morfina) por un colega suyo, el Dr. Elenmayer, pero lo que en verdad ocurrió fue que abrió la botella en donde dormía oculto y encerrado el espiritu de lo oscuro y nocturno, mercurial, aunque siempre presente en guerras, síntomas y sufrimientos de los hombres.

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