jueves, 28 de mayo de 2009

La imaginación como proceso de singularización en William Blake


¿Como puedes saber que cada pájaro que surca el

camino etéreo

es todo un mundo de deleite, encerrado como

estás por tus cinco sentidos?

William Blake.




William Blake (1757-1827) extraordinario poeta inglés, genial artista plástico, no fue hombre reconocido en su tiempo, se lo llamaba mad naked Blake. Sufrió graves penurias económicas durante toda su vida y en la única exposición que hizo en Londres nadie concurrió. Pero ya hacia fines del siglo XIX y especialmente durante el siglo XX no solo alcanza su consagración sino que hasta se hace popular. Así desde las versiones que The Doors, con música de Jim Morrison, de algunos de sus poemas, como en el terreno de la cinematografía con la película Dragón Rojo de la saga de Hannibal Lecter, donde el asesino serial tiene tatuado en su espalda un dibujo de un grabado de Blake y que para destruir su poder debe ir al museo donde se encuentra el original. Asimismo anticipó posturas que luego desarrollaría el psicoanálisis.
De
carácter republicano una vez se trenzó en una pelea callejera con un soldado real cuando este le ordenó que se sacara el gorro frigio que siempre usaba como partidario de la revolución francesa. Cuestionador de opresiones y en especial de las psicológicas y de las religiones organizadas, entendía al matrimonio como una convención social fuera del amor y que lo llevó a pensar en tomar una segunda esposa, como Abraham, pero ante el escándalo de su esposa Kitty desistió. El mundo de sus antepasados irlandeses, celtas, lo influyó grandemente desde su niñez y que se ve plasmado en su obra y en su vida, especialmente la importancia que le da a lo visionario e imaginativo. Admirador de Paracelso, Boheme , Swendenborg y Milton,consideraba como corruptores de la vida del espíritu y de la cultura a Bacon, Newton, Locke y Voltaire.


To cast off Rational Demostration
by Faith in the Saviour,
To cast off the rotting rags of
Memory by Inspiration,
To cast off Bacon, Locke and Newton
from Albion's Covering,
To take off his garments
and clothe him with Imagination.

Para
Blake la imaginación es la cualidad central del ser humano que integra todas las facetas de su personalidad, estableciendo una relación con un ámbito que hace a lo trans-espacial y trans-temporal y que posibilita la regeneración del hombre. También es la fuerza de la vida en sí y la oportunidad de visualizar su transcurrir permite acercarse a todo un mundo de símbolos vivenciales donde se elabora una mitología personal y donde las percepciones de los sentidos irán dotadas de significación por la fuerza de la imaginación. La naturaleza y el hombre son espiritualizados y alcanzan su unificación y transfiguración por la apertura de ese ojo interno, donde aquel se hace creador de manera semejante a Dios.


To open the eternal Worlds
To open the inmortal Eyes
of Man inwards into theWorlds of Thougth
into Eternity ever expanding in the
Bosson of God, the Human Imagination.

Pero lo que cercena y adormece esta capacidad creativa es la pérdida de la singularización, de la subjetividad a consecuencia de la uniformidad, de la imitación y de la mecanización, donde esa fuerza imaginal se constriñe y pasan a primer plano los hábitos estandarizados, leyes morales que tanto las instituciones religiosas como el pensamiento unilateral positivista, generan con sus imposiciones. Estas no toleran la particularización y nada saben de todo ese mundo interior microcósmico. Este se externaliza, se aliena y disocia, haciéndose solo yo, selfhood para usar el término propuesto por Blake. "Así los hombres olvidan que todas las divinidades residen en el corazón humano".

Así el hombre comienza a sentirse esclavo de lo exterior, donde se lo priva de toda esa energía creadora de vida que mana desde la imaginación y de su unidad que es el genio poético. El bien se separa y lucha contra el mal, la razón contra el deseo, el espíritu contra el cuerpo. Es decir que los contrarios se distancian y se hacen enemigos. La culpa, la duda y el conflicto con el mundo adquieren toda su intensidad. A este estado
Blake lo denomina como de experiencia y que hace a la ley y a la razón. Se percibe la realidad como mecanizada y uniforme, desvitalizada y alejada del ser humano. Es lo que simboliza el mito bíblico de la caída en donde el estado de inocencia, de armonía, de pureza original, se pierden.

Ahora bien,
Blake entiende que el retorno a ese momento de origen no solo no es posible sino que hasta sería regresivo ya que se pierde el ámbito de la experiencia. Por eso es que propone que el modo de redimirse o de reencontrar la inocencia en la experiencia es a través de la actividad imaginativa, en donde el arte y la sabiduría son fundamentales ya que ambas limpian las puertas de la percepción que se hallan ligadas a los prejuicios, hábitos, leyes, para dar lugar a una vivencia visionaria donde se toma contacto con lo más original del hombre. Allí es posible la claridad de visión en que despunta lo infinito. En términos de la psicología analítica diríamos que se pasa del estar instalado en el yo para dejar actuar el sí-mismo, o en palabras de Blake estar centrado en Dios. Los sentidos están condicionados y seccionan las posibilidades de visión de un mundo que es amplio y dinámicamente actuante. Lo interesante es que el poeta asigna a lo visionario un estado psíquico, donde lo importante no es la abstracción y el entendimiento sino su experiencia directa y siendo el lugar de encuentro entre Dios y el hombre. Para ello es necesario desasirse de las cosas, de la afirmación del yo, para encontrar la forma del hombre interior que vive eternamente y conlleva la conjunción de lo separado.

Por el arte se encarna el ser humano en lo socio cultural todo un espacio
imaginal que permiten que emerjan las diferentes potencialidades singulares del hombre y de aquello que lo conduce a su destino y como respuesta a una llamada divina. La liberación de la alienación se gesta por el arte que reconcilia y unifica.

Pero también adquiere un sentido religioso ya que ocasiona la salvación y redención del hombre, pero no a través de una vía ascética o siguiendo codificaciones de dogmas sino encarando y dando forma a la energía creadora que se manifiesta por medio de la imaginación. El arte particulariza ya que por su esencia es anómalo y permite que aparezca lo individual y lo nuevo en todo un espacio socio-cultural. El poeta, según
Blake, es la voz de Dios que la expresa, pero en un trabajo y en un esfuerzo donde integra diferentes oposiciones que se manifiestan dinámicamente:

No hay progresión sin contrarios. Atracción y Repulsión; Razón y Energía; Odio y Amor son necesarios para la existencia humana.

De esos contrarios surge lo que el religioso llama el Bien y el Mal. El Bien es lo pasivo que obedece a la razón. El Mal es el retoño activo de la energía.

Así el oficio del
artista es ir limpiando los sentidos para que aparezca lo infinito, donde la naturaleza y la imaginación se hacen uno. El artista ha de ocuparse de gestar imposibilidades probables, de abrir el futuro y el proyecto. Lo uniforme y lo alienado está determinado por la unilateralidad de la razón y los sentidos que la mecanizan y externalizan, donde se reprime lo creador para la adaptación y donde ese mundo de ideas arquetípicas, ese microcosmos, es negado en su vitalidad en vista de los objetos y de la afirmación del yo. El deseo es exuberancia, lo que fluye y desborda:



El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

La cisterna contiene, la fuente desborda.
La exuberancia es belleza.


El hombre se desarrolla psíquica y espiritualmente siendo un diseñador de todo un mundo visionario que a su vez establece la concordia entre la razón y el deseo que se laceraban en una lucha estéril.


Por ello es que el camino que hace a la individuación, donde se distancia de la ley que formaliza lo común, que si bien puede ser útil para establecer cierta convivencia social, el destino solo se cumple en la medida en que se erige en vínculo con las energías creadoras que son únicas para cada persona y que se mediatizan a través de la imaginación.





Una misma ley para el León y para el Buey es opresión.

Jesús era pura virtud, y actuaba por impulsos no por leyes.

Pero también en
Blake la noción de inconciente es destacada y hace a la energía con un dinamismo autónomo, propio. El hombre a través de la imaginación establece contacto con esas fuerzas arquetípicas que van a tener que plasmarse y formarse a través de una discusión dialéctica con el yo. Por esto es que su simbología es tan personal ya que hay un transcurrir por zonas de lo inconsciente en donde se confronta con diferentes facetas que hacen a su psiquísmo, tanto positivas como negativas, estableciéndose un orden y un cosmos en que los símbolos de unificación y de centro se hacen dominantes, como la figura de Jesús o las ciudades de Jerusalén y Albión.
El yo con todas sus identificaciones y en especial con la voluntad, deja lugar a la aparición de imágenes, ideas, sentimientos que son
inconcientes. Esta es la relación que se entabla entre la imaginación y la singularidad, ya que no se trata de un fantaseo pasivo sino de una discusión entre diferentes instancias psíquicas o sus personificaciones que en forma tan peculiar les da Blake, dándose una reintegración de lo que había sido disociado. La lucha entre el deseo y la razón represiva permite eses juego dialéctico donde el hombre se confronta con aquello que teme y que le hace preferir la seguridad de lo establecido.


The negation must be destruy'ed
to reedem the contraries,
the negation is the spectre, the Reasoning
Power in Men.
This is the false body,
an incrustation over my Inmortal Spirit,
a Selfhood wish must be put off.



Davies, J. G.: The Theology of William Blake. Oxford: At the Clarendon Press, 1948.
Schores, J.: The politics of visions. New York, 1954.
Blake, W.: Poemes. Paris: Aubier-Flamarion, 1968.



Jorge Wiurnos.





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