martes, 12 de mayo de 2009

El sueño de Raskolnikov y Nietzsche


Soy, con mucho, el hombre más terrible que ha existido hasta ahora
.

Friedrich Nietzsche




El 31 de diciembre de 1888 en la
Piazza
Carlo Alberto de Turín, un hombre yace desmayado. Momentos antes, este al ver que un cochero golpeaba a su caballo, llorando y dando gritos de dolor, se abraza al cuello del animal. Esa persona era el filósofo Friedrich Wilhelm Nietzshe.
Este hecho que motivó su internación en un principio en una clínica psiquiátrica de
Basilea, consideramos que no carece de sentido y significación, tanto en lo que hace a su personalidad como a su obra.
En los últimos días de diciembre de 1888,
Nietzsche envía una serie de esquelas y cartas, también llamadas notas de la locura, a las personas de su más estrecha cercanía afectiva e intelectual. Ahí son evidentes los signos de la psicosis que se instalaría y dejaría huellas irrecuperables. Pero aquellas no están desconectadas de la vida y obra del filósofo sino que aportan luz para entender parte de su pensamiento y que su relación con lo ocurrido en Piazza Carlo Alberto es significativa.
Pero comencemos con el primer suceso. Días antes de su crisis
Nietzsche había expresado una fantasía en que un cochero orinaba sobre un caballo y este lo aceptaba con gusto ya que le daba calor en esos días de frío. Asimismo su hermana Elizabeth escribe por octubre de 1888 en su diario de notas, que le gustaría tener un animal a quien cuidar. (Ross, W., 1994, pág. 816). Creemos que estos eventos pueden entenderse como aquello que Freud denomina "restos diurnos" y que son los materiales de la vida de vigilia que luego se incorporan en una formación del inconsciente, tal como ocurrió ese 31 de diciembre. Pero aquí nos interesa detenernos y mencionar a aquello que planteamos como lo central de lo que estamos tratando y es la novela que a partir de 1866 comienza a publicar Fiodor Dostoyesvky con el título de Crimen y castigo. Allí el estudiante Rodion Raskolnikov planea y decide asesinar a una vieja usurera para demostrarse que podía matar y concretar todo lo que se proponía. Ahora bien, en él surge una repugnancia a realizar este hecho y ante el conflicto que se debatía tiene, varios días antes del homicidio, un sueño. En el ve un enorme carro que se usaba para el transporte de barriles de vino y mercaderías muy pesado. Enganchado al mismo y con el objeto de tirar de él, había un caballo ruano de aspecto lastimoso y muy débil. De pronto un grupo de campesinos borrachos sube al carretón y fustiga al animal para que avance. Este no tiene suficientes fuerzas por lo que comienzan a golpearlo ante la desesperación de Rodion. El caballo trata de moverse pero solo cocea y ante esto un campesino lo mata a golpes con una barra y donde "...el pobre muchachito no sabe lo que hace. Se abre paso a través de la multitud que rodea al rocín; coge la ensangrentada cabeza del animal y la besa; le besa los ojos, el belfo... y luego en un repentino arranque de cólera, aprieta los puños y se lanza contra Mikolka." (Dostoyevski, pág. 59).
Sabemos que
Nietzsche era gran admirador de Dostoyevski y que ambos llegaron a mostrar pensamientos en parte semejantes en lo que hace a sus ideas sobre el superhombre o el hombre-dios. No parece que este relato, que reiteramos que Nietzsche conocía, jugó un papel importante en la crisis que tuvo en Turín donde ambos son muy semejantes. Ahora bien, ¿qué significado puede tener en el filósofo alemán?. Para intentar comprender debemos detenernos nuevamente en Dostoyesvki e intentar formular una interpretación semejante a las que se realizan en los sueños y síntomas.
En la novela
Raskolnikov se fuerza a probar que sus ideas de pertenecer a la élite de la humanidad, superior al resto y a quien beneficiará, cree que le está permitido todo en función de esos fines. La eliminación de una vieja usurera debe ser parte de la justificación de su grandeza y de sus ideales magnos. Es un hombre que se eleva a alturas sobrehumanas y se convierte en su dios. Pero justamente en ese momento pierde sus cualidades de hombre y sus límites y donde la compasión no tiene lugar en tal sistema de ideas. El sueño señala la lucha que se dio en Rodion ante el obligarse a cumplir con el homicidio y demostrar su ser napoleónico y su rechazo ante tal acto. El autor nos dice que el protagonista al despertarse se sintió aliviado que hubiera sido solo una pesadilla.
Pero es que en
Nietzsche se dan también elementos análogos en muchas de sus obras y en especial en su concepción del superhombre que debe convertirse en el hombre superior del futuro. La compasión es debilidad y no hay cabida para en aquel.
Su gran idea, la del eterno retorno, le fue inspirada a
seis mil metros de altura, y "la filosofía tal como hasta ahora la he entendido y vivido es una vida voluntaria en el hielo y en las cimas montañosas". (Nietzsche, pág. 46, 1996). "Solo entre los decadentes e llama virtud a la compasión. Echo en cara a los compasivos lo fácil que pierden el pudor, el sentimiento de delicadeza hacia las distancias, que la compasión apesta a plebe en un abrir y cerrar de ojos y que se asemeja a los malos modales hasta fundirse con ellos." (Nietzsche, 1996, págs. 55/6). Pero también en el Anticristo dice: que es bueno? todo lo que aumenta en el hombre el sentido de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.



Qué es malo? todo aquello en lo que se origina la debilidad.



Los débiles y fracasados deben perecer: primera tesis de nuestro amor a los hombres y además hay que ayudarlos a ello.



¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? la compasión efectiva en todos los débiles y fracasados... (
pág. 23/4).



Ahora bien, ante declaraciones tan contundentes y duras,
Nietzsche ese treinta y uno de diciembre llora desesperadamente y abrazado al cuello de un caballo al que golpean. Interpretando estos hechos desde la psicología analítica podemos abordarlo desde dos perspectivas: una que es la que hace a la lectura objetiva de los sucesos y que se refiere a la relación del sujeto con el objeto, la otra la subjetiva que entiende a todas las figuras de las producciones del inconsciente como tendencias, disposiciones, juicios que hacen a complejos autónomos y funcionales del sujeto. Son una imago, un símbolo que se personifican y que se proyectan. Por esto es que lo que ocurrió en Turín es de interés notar la relación cochero-caballo, siendo aquel el amo, el que no tiene compasión, el que domina y subyuga, mientras que el segundo es expresión de lo débil, de lo necesitado de ayuda, del que sufre. Estas son también figuras, personajes inconscientemente dinámicos en el psiquísmo de Nietzsche y donde lo fuerte, quizá el superhombre? daña a lo débil, quizá el crucificado?, y donde el filosofo acude en ayuda de este último y de todo un mundo de valores que aparecen como necesitados de atención y que se imponen en una compensación autorreguladora de una actitud conciente unilateral. Por eso es que hablamos de una cierta prepotencia de lo inconsciente ya que cuando no se lo tiene suficientemente en cuenta genera efectos desequilibrantes tal como el que estamos estudiando.Así se muestra un contra-Nietzsche rechazado que revisaría las posiciones anteriores. (Klossowski, 1972, pág.332).
Ahora bien, debemos hacer mención de las últimas cartas y esquelas que envía a sus relaciones y donde se manifiestan diferentes personajes con los cuales se identifica tales como César, Napoleón,
Lesseps, Buda, Prado y varias veces Dionisos y El crucificado. Su identidad personal, el yo desaparece y se convierte en Dios y donde atraviesa las esferas del ser en diversas metamorfosis vaciándose de su persona. Diríamos en términos de la psicología analítica que el arquetipo del sí-mismo invade y asume el control de la personalidad donde los límites individuales y espacio-temporales se pierden. Allí vemos el juego compensatorio de las oposiciones de los diversos contenidos del psiquísmo donde, por ejemplo, Nietzsche le envía un mensaje de respeto al Papa y al rey de Italia, mientras lanza un anatema latino contra el emperador de Alemania.Entendemos que estos últimos escritos hacen a un intento de integración de aquello que fue escindido en sus anteriores posturas. Así en una carta a Jacob Burckhart le dice, en un estado de divinización, que él ha hecho encarcelar a Caifas y también fue crucificado por médicos alemanes. Es decir establece una afirmación contra lo establecido y en especial contra la religión del poder y asume una experiencia mística que vivenció esos días en Turín donde los opuestos comienzan a aunarse de tal manera que en una nota enviada a su primer y último discípulo Peter Gast el 4 de enero de 1889 refiere: A mi maestro Pietro: Cántame una nueva canción: el mundo está glorificado y todos los cielos se alegran. El crucificado.
E
sta tandencia a la unificación de los opuestos pude verse en al carta que le envía a Jacob Burckhart el 4 de enero de1889 donde dice: Ahora es Ud.-eres Tu- nuestro gran, el más grande maestro: pues yo junto con Ariadna, solo tengo que ser el equilibrio dorado de todas las cosas; en cada obra tenemos a alguien superior a nosotros". Aquí se presenta una igualdad entre el tiempo y la eternidad en un equilibrio dorado que recuerda a la isla de los bienaventurados de Zaratustra, donde ya no se da el gobernar sino el entregarse, no convertirse sino ser y donde ya no importan las jerarquías ni la voluntad de poder y en que el amor perfecto no tiene final. Pero la conjunción entre Dionisos y Ariadna está dada por la figura del Padre-Viejo Sabio, Jacob Burckhart, que como expresión del sí-mismo auna las diferencias. Asimismo deja de tener intensidad la discordia con el imperio alemán superando el conflicto entre el ser reconocido y la falta de este y que bien puede entenderse como un primer momento de la tragedia, del agon en donde se daba la lucha entre la vida y la muerte, el año viejo y el nuevo y donde el símbolo unifica esos desgarramientos.



Pero donde consideramos que se hace de interés es en la relación que establece con
Ariadna-Cosima Wagner ya que allí no solo se insinúa el descenso a lo inconsciente, la entrada en el laberinto que ella representa sino la consumación de un intento de renovación que se opera arquetípicamente. Así es que en los Ditirambos Dionisíacos dice:


¡Se astuta, Ariadna!


tienes orejas pequeñas, tienes mis orejas.


Alberga en ellas una palabra sagaz!


¿Debe uno odiarse primero para luego poderse amar?


Yo soy tu laberinto.






Nuevamente aparecen personificados el juego de los arquetipos y en este caso de lo masculino y lo femenino donde el dios penetra en el alma, se hace revelación a través del oído de Ariadna y donde la "escucha se cambia en creación de símbolos, de música, de vida, de belleza". (López, J. pág.88), y en una vivencia de enamoramiento y éxtasis:


¡Hiere más adentro!


¡hiere una vez más!


¡Desgarra, desgarra este corazón!


¿Qué es este martirio


de flechas afiladas como dientes?




Las imágenes de ser traspasado, abierto, atravesado, señalan como se tornan el espacio para que Dionisos se manifieste. Dionisos como experiencia que acaece al hombre, que no la busca y que se da a través del anima que lo expresa y donde el matrimonio místico indica la conjunción de los opuestos y que lo arquetípico se hace carne y adquiere forma en la gestación de una nueva experiencia, que desde el pensamiento jungiano se denomina Selbst o totalidad y que se manifiesta en la carta que le envía a Cosima Wagner el 3 de enero de 1889 donde se refiere a ella como mi amada Ariadna.


Ahora bien, en su obra Ecce Homo comienza a reconocer no ya a su enemigo Wagner sino al Tristán en donde la negación de la voluntad y del yo como centro de la ópera, hacen pensar en un sumergirse, en un entregarse al sueño y al abrazo de lo inconsciente y de lo femenino que expresa Isolda-Cósima. Además parece aceptar aquello que rechazaba en él mismo como lo bufonesco, lo sensiblero que asigna a Wagner en uno de sus últimos escritos y que hace a la integración de la sombra y también la recuperación del anima tal como lo hace Dionisos en la persona de Ariadna al ser abandonada por Teseo en una isla, siendo que remite a su propio abandono de lo femenino que se dio en gran parte de su vida. El asume lo wagneriano y no debemos dejar de mencionar que le dice a Cósima que la terminación de los Ditirambos fue debido a la intervención de un cierto bufón divino, alusión de la que no es ajena Richard Wagner. Así en una de sus últimas poesías dice:


¡Salve, salve sea aquella ballena


si permite a su huesped


este gusto,-¿comprendes


mi docta alusión?


Salve a su vientre


si es que fue un vientre-oasis tan delicioso


como este: lo cual pongo en duda.


Canción del desierto. Ditirambos dionisíacos.


Pero asimismo se compara con un dátil a ser engullido por jóvenes muchachas. Es decir, que en esta última fase de su obra va emergiendo una entrega, un dejarse llevar y devorar que hace a la idea de sacrificio y que compensa muy posiblemente su concepto de superhombre ávido de peligros, riesgos y dominio. Es de interés notar que la palabra ditirambo significa en griego nacido dos veces y que nos parece que no es casual su elección por Nietzsche y en especial ya que en la tragedia se cantaba sobre el cuerpo del macho cabrío sacrificado y troceado. El despedazamiento del animal, su entrada en el vientre de la ballena que hacía mención en los versos anteriores indican una inmersión en lo inconsciente, en lo informe y lo caótico, donde el dios cae en el reino de la muerte para renacer y que hace a la última fase de la tragedia, la epiphania donde se establece una reunificación de los contrarios, de las tinieblas y la luz, la vida y la muerte, de lo masculino y lo femenino en una nueva emergencia vital que fertilizaba todos los ámbitos de la existencia, y esto es lo que consideramos que vivió el filosofo en esos últimos momentos de su producción y que hace a un proceso de tipo iniciático. El yo de Nietzsche ya no era el de un mortal sino que aparecía como Dionisos y el crucificado, reconciliación de sus anteriores antítesis y que justifica el estado de arrobamiento y éxtasis que describió en su nota que le envío a Peter Gast el 4 de enero de 1889 donde decía: "El mundo está glorificado y todos los cielos se alegran:
El crucificado.

Así es que entendemos que el sueño de Raskolnikov se expande en Nietzsche, se realiza en su último acto y, debido a que los artistas no solo ponen en juego su situación personal sino que expresan el espíritu de los tiempos, aquello que se estaba gestando en lo histórico, es decir la noción del hombre-dios, del superhombre. El cuestionamiento de lo débil y necesitado de ayuda , de las fuerzas arquetípicas que al no ser confrontadas por la conciencia se posesionan del yo creando una inflación o estado de narcisismo que no es ajeno a nuestros tiempos.

Ahora bien, creemos que es muy interesante el final de Nietzsche ya que si bien la parálisis general progresiva provocó una fragmentación irrecuperable de su personalidad y quedando a merced de fuerzas arquetípicas que se movían sin la intervención de la conciencia y del yo, hay una tendencia a la unificación de lo disociado hacia un centro que se halla representado por la vivencia de las bodas místicas con Ariadna-Cosima, donde su abraza al cuello del caballito que era golpeado por el poderoso y cruel y donde todos los cielos se alegran y donde llega a firmar el crucificado, hace pensar que la conjunción de lo fuerte y lo débil, de lo masculino y lo femenino, de Dionisos y el crucificado, puede convertirse en símbolo de salus para las personas de buena voluntad como para las no tan buenas, y donde la compasión, que fuera hasta cierto punto antes repudiada aparece como una nueva capacidad de relacionarse con el otro e identificarse con él, y donde ya no se vincula con eso sino como una parte de él mismo y donde la cuestión ya no es gobernar sino entregarse y que hace a la irrupción de una experiencia religiosa que ha sido frecuentemente expresada en diversos escritos del erotismo místico. La situación de Nietzsche hace que aquella se realice más allá de la confrontación con la conciencia, pero indica la tendencia hacia la creación de un símbolo numinoso y de totalidad que supone la activación dinámica del sí-mismo.


Berdiev, N.: El espíritu de Dostoievski. Buenos Aires: Carlos Lohle, 1978.

Klossowski, P.: Nietzsche y el círculo infernal. Barcelona: Seix Barral, 1972.

Dostoyevsky, F.: Crimen y castigo. Madrid: Edimat, 1998.

Lopez, José.: Danzar con las palabras. Córdoba: Universidad de Córdoba, 2003.

Nietzsche, F.: Ditirambos dionisiacos. Buenos Aires: Los libros de Orfeo. 2003.

Nietzsche, F.: Ecce Homo. Madrid: Alba, 1996.

Nietzsche, F.: El Anticristo. Madrid: Alba, 1997.

Ross, W.: Nietzsche. Buenos Aires: Paidós, 1994.

Jorge Wiurnos.































































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