martes, 29 de noviembre de 2011
Algunos símbolos arquetípicos en "El concierto campestre" de Giorgione.
El acercamiento a una obra de arte otorga la oportunidad de poner en cuestión aquello que se establece como rígido, codificado y canónico de la cotidianeidad banal, ya que pone en actividad todo un ámbito de procesos simbólicos llevan a una pluralidad de sentidos. Así es que se establece una relación dialéctica entre la obra y el espectador en un proceso muy activo en que se descubre la subjetividad en un vivenciar resonante.
Por ello es que proponemos acercarnos al hecho artístico desde una disposición que hace al no-saber, al de evitar "enrejar" la experiencia estética en unos presupuestos, para dejar que ella hable y se exprese por sí misma. Que los colores, formas, líneas y símbolos, sean el estímulo para una deposición evocativa y oniroide. Bion lo propondría como un indagar sin memoria, sin deseo y sin entendimiento.
La pintura de Giorgione "El concierto campestre", puede ser pensada como un continente, como un espacio psicológico, como una apertura a una multivocidad de sentidos. Así la obra se presenta desde una temática en donde se destaca como principal la naturaleza, donde la luz adquiere una disfuminación extraña.
Ámbito que descubre a dos mujeres desnudas y a dos varones ejecutando un concierto. Ritmos, melodías y sensualidad que aluden a un espacio-tiempo de Eros, de sensorialidad y de regocijo de los sentidos.
Por ello es que estas características pueden ser interpretadas como la expresión a través de formas estéticas, de un arquetipo que lleva las cualidades de lo femenino y que la psicología analítica le da el nombre de anima y que adquirió un importancia fundamental durante el renacimiento italiano.
Luces suaves, formas curvas y en movimiento, colores tenues, acercan a una experiencia de gran sutiliza estética. Arquetipo de lo animante, de lo viviente, de la sensualidad espiritualizada. Lo inconciente transformado en erotismo.
Forma que expresa la realidad psíquica, espacio que permite el despliegue de la riqueza de símbolos y dinámicas interiores y que Jung la llamaba como alma, acentuando su matiz de experiencia y vivencia de la inmediatez.
Otro detalle importante de la pintura hace a los dos varones y a las dos mujeres desnudas. Comportan dos sectores, en el de la derecha se ve a uno de aquellos que tañe un laúd, mientras que la mujer de espaldas sostiene una flauta de pan. Esta puede ser interpretada por su forma como un símbolo fálico, mientras que el laúd con sus formas curvas como femenino, es decir que ya el pintor estaría aludiendo a una interacción, a una conjunción de lo masculino y lo femenino, circunstancia esta que era frecuente en la alquimia y en el neoplatonismo de la época. Pero siempre destacando a un espacio en que el eros femenino tiñe todo el cuadro y en especial si se percibe a la mujer de la parte derecha con sus símbolos del recoger agua de una fuente, de la jarra y de su manifestación como lo que da vida, regenera y transforma.
Paraíso recobrado y reencontrado, pero que señala a aquello que anima la existencia, a su vitalización y estableciendo un puente, una comunicación, entre lo conciente y lo inconciente de esas imágenes y símbolos que hacen a lo arquetípico.
Por esto es que la pintura muestra el juego de figuras de ambos sexos y que con la música en su devenir rítmico expresando experiencias psicológicas que hacen a la interioridad del hombre, así otorgando una sensorialidad subjetivante.
Los opuestos tienden a armonizarse musicalmente, pero toda esta expresión muestra la capacidad de ensoñación y así de una ruptura con patrones rígidos y estereotipados.
Ingreso en un espacio de ritmos vitales y que cuestiona al hombre contemporáneo, por esto es que la obra que tratamos se hace permanente, centrado en un yo tecnologizado que reprime todo un espacio propio de los sueños, la mitología, lo poético, de lo mágico y animante. Diálogo con lo sustancial, con los símbolos arquetípicos y que tienden hacia la meta de realización del sí mismo en un proyecto que haga interesante el vivir.
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